Lesiones y primeros auxilios
Desde el punto de vista
de las disciplinas marciales utilizan golpes y técnicas potencialmente
peligrosas, debemos suponer que éstas son capaces de producir lesiones en el
oponente. Sin embargo, nuestra experiencia nos dice que en todas las
actividades deportivas existen riesgos de lesiones accidentales que no superan
en modo alguno las que se presentan en el Taekwon-Do o en las otras artes de
combate.
Debemos considerar,
además, que al margen de las lesiones que se le pueden producir al rival por
golpearlo, existe la posibilidad de causar diferentes tipos de lesiones en
nosotros mismos, debido a las exigencias de la práctica y el combate.
De acuerdo con lo que
hemos descripto, podemos afirmar que cualquier cualidad física desequilibrada
de las restantes afecta consecuentemente la aplicación de la técnica (aunque
ésta haya sido correctamente entrenada y preparada), en cuanto a su desarrollo
y conclusión, a través de la práctica de las formas.
En la realidad, sucede
que siempre existen los imponderables que modifican lo planificado.
El deportista que
somete siempre su cuerpo a diversas exigencias en condiciones que varían
permanentemente, está constantemente expuesto al peligro de lesiones de algún
tipo. Estos daños, según la zona del cuerpo en que hayan recaído y según la
contundencia con que fueron hechos, van a alcanzar niveles de gravedad
diferentes que pueden ir desde las comunes contusiones, hasta las peligrosas
fracturas y luxaciones.
Solamente el médico
tiene conocimientos como para dar un diagnóstico exacto, y las indicaciones
terapéuticas más adecuadas para el proceso de rehabilitación que luego derive
en un completo restablecimiento.
Cuando una lesión ha
sido diagnosticada, es conveniente que sea tratada por un fisioterapeuta, que
actuará con diversas técnicas para ayudar a superar el dolor, y que dirigirá el
tratamiento fase por fase hasta que se alcance la recuperación.
Tanto el autodiagnóstico
como la autocuración puede resultar un peligro que no sólo haga perder el
tiempo, sino que alcance a provocar un daño mucho más serio.
Sí, en cambio es
importante procurarse una autoayuda, que comienza por una comprensión de lo
que ha ocurrido, y mejor que eso, conocer la forma en que la lesión pueda
evitarse.
Por otra parte,
destaquemos que solamente pueden ser tratadas sin asistencia profesional las
lesiones de tipo contusi6n (que le ocurren al hueso o al músculo) y las
llamadas distensiones o esguinces leves (en los ligamentos).
El resto de las
lesiones requieren de una evaluación y un tratamiento a cargo de expertos.
Además, para no correr riesgos en cuanto a la evaluación de las lesiones leves,
siempre es preferible una consulta médica, porque siempre está latente la
posibilidad de que una lesión más riesgosa pase inadvertida.
Primeros auxilios
Ya hemos dicho que no
hay nada mejor que un médico para atender cualquier tipo de lesión, pero
frecuentemente se producen cuando no hay uno cerca, y por lo tanto, es muy
importante conocer los principios básicos de los primeros auxilios para saber
qué hacer en esas situaciones.
Este capítulo pretende
dar una visión general sobre las lesiones más comunes que -según la
experiencia- se producen tanto en las prácticas como en las competencias.
Conocerlas, ayuda a poder actuar de la forma más correcta, procurando los
primeros auxilios para el accidentado y no haciendo cosas que agraven su
situación.
Tipos de lesiones
Las lesiones pueden
clasificarse en dos categorías básicas: lesiones traumáticas y lesiones por
exceso de trabajo. Las primeras son notadas en el momento en que se
producen por sentirse inmediatamente sus efectos dolor, hinchazón, contusión o
hasta una herida abierta. Las lesiones por exceso se manifiestan por un aumento
gradual del dolor y están directamente asociadas con las actividades
repetitivas. El codo del tenista es un ejemplo de ellas.
La mejor forma de
evitar las lesiones traumáticas es, como dijimos antes, eliminando al máximo
los factores de riesgo. El entorno en que se realizan las competencias, los
protectores adecuados, la superficie sobre la que se combate, el equipo que se
utiliza, la suficiente entrada en calor, el estado mental de tranquilidad, el
conocimiento de los reglamentos y, en fin, todo aquello que permita tener mayor
seguridad en cuanto a la integridad física, debe ser cuidado.
La dieta es muy
importante también en este aspecto. No hay que tener el estómago vacío para el
entrenamiento o la competencia, pero sí, dejar pasar al menos tres horas desde
la última comida. Se deben evitar las comidas que dejen al aparato digestivo
recargado en exceso y hay que comer equilibradamente, dos o tres comidas
formales durante el día y pequeños bocados en medio de ellas para impedir que
bajen las energías
En épocas de mucho
calor, se tiene que tomar líquido suficiente como para evitar calambres y
deshidratación. No hay que consumir estimulantes tipo café, té o alcohol, y sí
comer con sal las comidas.
No desabrigarse en
épocas frías. Recuerde que con la práctica sube la temperatura del cuerpo,
pero en cuanto se detiene aquélla, ésta comienza a descender, y deben evitarse
esos golpes de frío.
Todo lo que le parezca
que es un cuidado para su salud e integridad hace a la prevención de lesiones.
Y no olvide nunca el viejo y sabio refrán: "Mejor prevenir que
curar".
Lesiones leves
Las llamadas lesiones
leves incluyen las contusiones de huesos y músculos y las distensiones de
ligamentos y músculos, que no por ser de carácter leve, dejan muchas veces de
ser dolorosas.
La contusión
se produce por la aplicación de un golpe directo sobre un hueso o un músculo,
y se manifiesta por la formación de un hematoma, con hinchazón y dolor. En
casos leves, pasa casi desapercibida y se puede continuar con la actividad
física. Cuando la contusión es más importante, debe interrumpirse el trabajo
físico, y procederse a la aplicación de frío, por medio de hielo, en la región
afectada. No hay tiempo prefijado para la aplicación del hielo, aunque en
general se aconseja hacerlo durante 15 ó 20 minutos y repetir la aplicación 4
ó 5 veces al día, durante 2 ó 3 jornadas.
En cuanto a las
distensiones, deben separarse las de ligamentos de las musculares. Las primeras
aparecen cuando el movimiento de una articulación es llevada más allá de sus
posibilidades y los ligamentos sufren un tensado violento, aunque no llegan a
romperse. Se produce un fuerte dolor, y puede aparecer hinchazón en la región
afectada. De inmediato se suspende el ejercicio y se aplica frío en la zona, en
la forma indicada para la contusión. Conviene también producir cierta
inmovilización por medio de rodillera, tobillera o muñequera elástica. Si al
cabo de unos días no se produce mejoría, debe consultarse al médico.
La distensión muscular
se produce cuando el cuerpo realiza una determinada acción y los músculos
intentan evitar, con el movimiento contrario, un posible golpe o una caída.
Cuando la distensión muscular es leve, produce dolor a nivel muscular; si
fuera más intensa, sobrevendría una contractura que el músculo realiza para
impedir movimientos que le causarían mayor dolor.
Corno en las lesiones
anteriores, ante la distensión debe recurrirse a la aplicación de frío local,
pero al producirse la contractura, debe cambiarse el frío por el calor,
mediante lámpara infrarroja, almohadilla eléctrica, arena caliente u otro
elemento que tengamos a mano, para producir circulación sanguínea y provocar la
relajación del músculo contracturado.
En todos los casos
mencionados puede ser útil la aplicación de Pomadas o cremas analgésicas y
antinflamatorias, que posibiliten el alivio del dolor.
Lesiones graves
Fisura osea. En este tipo de
lesión, el hueso alcanza a resquebrajarse, sin llegar a la fractura, es decir,
a la separación de los extremos rotos. Aparece dolor, hinchazón y después
hematoma. Ante la presunción de una fisura, conviene la aplicación de frío
local y el traslado a un centro médico donde le puedan tomar placas
radiográficas y aplicar el tratamiento apropiado. En tanto, evite apoyar sobre
el miembro afectado el peso de su cuerpo.
Fractura ósea. Para calificar
su gravedad, incide decisivamente el grado de rotura o la presencia de heridas
externas (fractura expuesta). Provoca un gran dolor que aumenta con el
movimiento. Debe actuarse inmovilizando provisoriamente la región
afectada. Para ello pueden utilizarse tablillas, un par de libros o un palo,
que serán atados con vendas o trapos para impedir los movimientos. El lesionado
debe ser trasladado a un lugar de atención médica para que reciba asistencia
profesional. No debe intentarse mover el segmento lesionado para retornarlo a
su posición original. Si la fractura es expuesta, con herida abierta, podrá
utilizarse un antiséptico sobre la misma y cubrirla con gasas.
Desgarro muscular
Con un mecanismo
similar al de la distensión muscular, aunque con una mayor intensidad, se
provoca el desgarro, que presenta un dolor intenso, un hematoma y la
imposibilidad de mover la región por causa del dolor. El primer auxilio
consistirá en la aplicación local de frío y el traslado del paciente hasta el
médico. Entre la distensión y el desgarro, se produce la lesión denominada ruptura
de fibras musculares, que también se presenta con un fuerte dolor local, un
hematoma y la imposibilidad de moverse por el intenso dolor. El auxilio es
similar al del desgarro.
Rotura de ligamentos
Cuando el movimiento de
una articulación va más allá de sus posibilidades y los ligamentos se tensan
con mayor violencia que para provocar una distensión, puede sufrirse la ruptura
de los mismos, parcial (cuando se parten algunas fibras del ligamento) o total
(cuando éste se corta totalmente).
En caso de que los dos
extremos óseos que componen la articulación se desencajen, esta grave lesión se
llama luxación. Los auxilios que pueden aplicarse en primera instancia son
iguales a los de los casos anteriores: aplicación de hielo, inmovilización
y urgente búsqueda de auxilio médico. Nunca debe intentarse corregir.
las deformaciones.
Otros golpes
Otros golpes que pueden
producir lesiones son los impactos en la cabeza, “CONMOCIÓN CEREBRAL”, estas
conmociones pueden ocurrir también al caer sentado o con los pies juntos;
aunque la cabeza tiene fuertes huesos que protegen el cerebro, éste puede
llegar a ser dañado cuando la masa encefálica golpea contras las paredes del
cráneo. El procedimiento correcto a realizar es: llamar al médico, aflojar la
ropa ajustada, mantener al accidentado en un lugar ventilado, ubicar la cabeza
en un plano alto con respecto al resto del cuerpo, aplicación de hielo.
Si se provocara la
pérdida del conocimiento o la memoria, aunque sea por un breve período, se debe
recurrir a la emergencia médica. Una lesión cerebral puede ser muy grave y no
se debe correr riesgo al respecto.
Los golpes en la zona
media difícilmente provoquen lesiones, aunque podrían afectar órganos internos
como el bazo o el hígado. Después de un golpe fuerte en el estómago, el
afectado debe ser controlado hasta que el dolor desaparezca; si éste continúa,
aquél debe ser trasladado hasta un centro médico. Observar especialmente si
sufre de mareos, palidez intensa o desmayos.
Finalmente, hablemos de
las heridas, que resultan evidentes para todo el mundo y también pueden
producirse durante las prácticas o los combates. Resulta importante conocer
algo sobre ellas para poder prestar el primer auxilio:
Es conveniente proceder
en primer lugar a un lavado con agua y jabón (el mismo que se emplea para
tocador). Después de un buen lavado, se aconseja desinfectar con agua
oxigenada, yodo o alcohol. Siempre es conveniente que las heridas sean
revisadas por un médico, e inclusive que éste determine la necesidad de aplicar
una inyección antitetánica. Es aconsejable en las heridas no usar algodón para
desinfectar, ya que sus fibras pueden pegarse en la herida y posteriormente
producir una infección
Mencionemos también la
hemorragia nasal, que provoca salida de sangre por los orificios de la nariz.
Esto es causado por la rotura de venas superficiales de la mucosa nasal,
provocada por un golpe. Se puede cortar la hemorragia tapando los orificios
nasales con los dedos durante unos minutos, colocando la cabeza en posición
horizontal.
También pueden
taponarse los orificios con algodón y aplicar trío sobre la nuca. Si la
hemorragia persiste, deberá acudirse al médico.
Pérdida de conocimiento sin que se sufran
golpes
Se produce cuando la
sangre no irriga suficientemente el cerebro y por lo tanto las cédulas
nerviosas se ven privadas de oxígeno, esto provoca un simple mareo, pero puede
llegar hasta un estado de coma. Todo depende de cuánto tiempo fueron privadas
de oxigeno éstas células.
Mareos Se caracteriza
por cefaleas, palidez y nauseas. Se debe colocar a la persona semisentada, en
un lugar ventilado y sin mucha luz.
Lipotimia Es una disminución
súbita de la presión arterial, que provoca una deficiente irrigación sanguínea
del sistema nervioso. El calor excesivo la mala alimentación y los esfuerzos
físicos intensos son algunas de las causas, y se manifiesta con nauseas,
bostezos, palidez y sudor frío. El procedimiento a realizar es ubicar al
paciente en posición horizontal, y elevar las piernas para facilitar la
irrigación hacia el cerebro, aflojar la ropa y se puede refrescar las muñecas y
la nuca con agua fría.
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